un circo en el que nace una equilibrista

Descripción de la publicación.

5/1/20242 min read

Un circo en el que nace una equilibrista.
Autoinmune.

Escrito por: Lic. Juan Cruz Cúneo
Equipo de Autoinmunes en la Mujer.

En un circo hay risas y dramas, están las dos caras y todos los niños quedan atrapados en la fascinación de sus actos, donde siempre hay un peligro inminente que despierta la adrenalina de todos. Así suelen ser los hogares de las mujeres con autoinmunes durante sus infancias. Grandes puestas en escena, mucho despliegue de los conflictos inminentes entre las personas, con esa doble cara, entre la alegría y la tristeza; con las fieras sueltas y los domadores intentando hacer lo suyo.

En ese mundo donde no se suele poder armar una sensación de hogar sólido, se van armando dinámicas que cambian a cada momento, según los personajes en juego, según la trama o la historia que se va a contar. No estamos hablando del circo, estamos contando lo que sucede en sus casas, en sus familias, en sus historias. El medio o el contexto donde va a nacer una equilibrista. Vos.

Una equilibrista que va a dar sus primeros pasos con dudas sobre un alambre tenso, de un lado y del otro. Una niña que no tiene red de contención pero que, sin embargo, se anima a caminar y a avanzar. Con o sin mucha consciencia de los riesgos, la verdad es que nació en ese contexto, esa es su realidad, la que conoce, la que mamó de entrada y la que es propia. Una niña equilibrista que tiene una misión importante que lleva en sus espaldas sin saberlo demasiado. Una pequeña que despierta tensiones y las desencadena, que está todo el tiempo pendiente de lo que va y viene, de mantener esa vara en alto, equilibrada, sostenida para no caerse.

La niña equilibrista podrá llegar muy lejos, más allá del otro extremo del alambre tenso, más allá del circo en el que ha nacido, pero sabe (sin saberlo) que tendrá que pasar por un camino que la lleva hacia adentro, el camino de su autoinmune. Porque sólo así cree (o se permite) saber que es diferente y que no pertenece a ese circo, ni ya es parte de esa gente con la que ha crecido desde sus primeros días. Porque ya no quiere ponerse en peligro, ya no quiere estar a esas alturas poniendo en riesgo su vida y su cuerpo.

En el circo ha nacido una equilibrista destinada a salir al mundo y trascender esas paredes de tela, esas reglas y esas condiciones porque se vive en ese mundo y se cree que allí, sólo allí está su destino. Y no es cierto.

Lo único que le queda por aprender es entender que para salir no tiene que pagar ningún costo ni sacrificar ninguna parte de su cuerpo. Tal vez ellos no la entenderán, tal vez ni siquiera la perdonen, puede ser que hablen de abandono, de traición, de descuido o de desamor; ella, vos, tiene que saber que es el amor hacia sí misma la que la puede salvar de lo autoinmune y de las reglas de un circo que es funcional para los demás, pero ya no lo es para vos.

Una niña equilibrista que se convierte en mujer, con los pies en la tierra puede volver a nacer.

Y ser más ella misma.