transformar el sistema defensivo
Descripción de la publicación.
Tratamiento Estratégico Psicoinmunológico.
Transformar el sistema “defensivo” en un sistema “efectivo” en las Autoinmunes.
Parte III
Escrito por: Lic. Juan Cruz Cúneo
Equipo de Autoinmunes en la Mujer.
El Equipo de “Autoinmunes en la Mujer” trabaja sobre el sistema inmunológico, como una de las líneas principales, para transformarlo en un sistema más efectivo y que su función no sea, solo, defensiva. Esto implica que lejos de anularlo o querer eliminar a un sistema tan crucial para la protección de la identidad y del cuerpo, buscamos sofisticarlo, potenciarlo, hacerlo crecer y multiplicar sus funciones, llevándolo más allá de lo defensivo. Por eso hablamos de un sistema psico-inmunológico, hablamos del sistema que defiende, pero también define y protege; es decir, le suma mucho a la identidad.
La base de este planteo tiene dos fundamentos esenciales que vemos en las mujeres con autoinmunes. El primero es que la gran mayoría deja de ser, es decir, sacrifica mucho de su identidad, forma, impronta y maneras personales para proteger el vínculo con alguien, ya sea una madre, una pareja o alguna amiga. Encontramos en ellas que vuelcan sus defensas hacia adentro para poder “sostener” un vínculo con ese otro, por amor, por miedo, para no lastimarlo, para no expresar sus enojos y que el otro se vaya. Este esfuerzo muchas veces llega al extremo de extenuarlas, de anularlas, de perder su identidad y no saber qué es lo que realmente sienten. El segundo fundamento está tanto a nivel biológico-celular como a nivel psicoemocional; pero para hacerlo más fácilmente comprensible vamos a plantearlo desde el nivel celular. Los linfocitos son la parte esencial del sistema inmunológico, de nuestras defensas a nivel orgánico. Se dividen en dos, los linfocitos B y los T; ya hemos hablado de ellos pero vamos a volver sobre su funcionamiento porque es importante para comprender el alcance de nuestro trabajo. Los Linfocitos B tienen la función de identificar lo ajeno que ha entrado en el organismo (agente patógeno), esta función determina la acción y la reacción de los Linfocitos T, quienes tienen la tarea de responder frente a ese (agente patógeno) o elemento externo. Cuanto mejor identifican los Linfocitos B a ese “elemento ajeno”, mejor será la respuesta de los Linfocitos T, es decir, si se más claramente qué emoción siento, entonces podré saber mejor qué tengo que hacer con esa emoción.
Esto nos permite trabajar desde lo psicoemocional (con las situaciones vinculares) para poder modificar el funcionamiento de esos Linfocitos B, en el reconocimiento y la identificación cada vez mejor y más sofisticada de lo que ha ingresado al mundo interno (agente patógeno o emoción del otro), y así mejorar la acción de las defensas (Linfocitos T) para responder mejor a ese factor que vino desde afuera. Así, lejos de anular al sistema inmunológico y dejar a la mujer sin defensas (inmunosuprimida), mejoramos y sofisticamos sus defensas las cuales responden más efectivamente frente a todos los agentes patógenos, sean biológicos o emocionales, en especial frente a lo vincular.
Pero no queda allí el trabajo, porque el sistema psicoinmunológico es un gran contribuyente a la identidad propia. Las defensas, como hemos mencionado en otros artículos, no sólo “defienden” sino que aportan a la identidad porque mejoran la diferenciación con el otro. Si las mujeres con autoinmunes pueden cambiar la modalidad de sus defensas, ponerlas hacia el afuera, y pueden empezar a discriminar cada vez más cuales son las emociones propias de las ajenas, entonces su identidad se diferencia mucho más; es decir, comienza a darse cuenta de cómo es ella en realidad; no se queda sólo con lo que le han dicho durante toda su vida los otros. Se puede empezar a reconocer en sí misma, en su autenticidad, en su ser esencial y eso aumenta su valoración, la confianza, su seguridad (lo cual repercute no solo en su personalidad, carácter, y recursos, sino también en su despliegue hacia el afuera, en su productividad, en su economía, en sus relaciones) y sabe, cada vez más, cómo es ella en realidad.
Las defensas no sólo defienden, y en el caso de las mujeres con autoinmunes no atacan al propio organismo; sino que, además, aportan y mucho a la identidad. Y eso tiene muchísimos beneficios que repercuten en la autoestima, en la productividad, en el disfrute y en la relación con ellas mismas.
En el trabajo que hacemos, en el Equipo de Autoinmunes en la Mujer, no sólo mejoramos el funcionamiento del sistema psicoinmunológico, que incluye al sistema inmunológico físico, sino que lo llevamos de ser un sistema “defensivo” a ser un sistema más “efectivo”, que aporta y suma a la identidad.
Y eso, tiene alcances ilimitados para la vida cotidiana de estas mujeres.