pasos de niña
Descripción de la publicación.
Pasos de niña.
Síntomas autoinmunes en la adultez.
Escrito por: Lic. Juan Cruz Cúneo
Equipo de Autoinmunes en la Mujer.
Es inevitable pensar que hay una relación directa entre los dolores de la infancia y los síntomas que aparecen ¿en la adultez? Esa niña desde su inocencia, desde su espontaneidad, desde su ingenuidad reacciona y expresa lo que siente, casi sin saberlo. Pero con dolor terminará aprendiendo a silenciar sus palabras y sus emociones. Con dolor irá entendiendo que la pureza del amor puede doler y mucho. Que en la mirada de su madre puede encontrarse o puede ver la furia penetrante, que le aterra por las noches. Los dolores de la infancia dejan sus marcas y algunas perduran hasta el presente.
Siempre supieron que lo vivido sigue viviente dentro de cada una. En algún lugar de sus mentes saben lo que sucede, por lo cual el cuerpo hace síntomas. Muchas no pueden, aún, alejarse de esas imágenes y de esas sensaciones que vivieron de pequeñas, casi como si hubiera sido ayer. Muchas han visto la transformación de ellas y el cambio, como esa mirada se fue poniendo oscura y van quedando pocos vestigios de esa madre tan amada de chiquitas. Algunas tienen la espalda marcada de las agresiones y los insultos, en tanto otras tienen las manos atadas por las manipulaciones que logran identificar, pero no pueden desatar. Esa lealtad maldita. Esa incondicionalidad que duele tanto.
Muchas saben del agobio por los gritos que escuchaban y hoy en día se siguen escuchando. Las presiones y otra vez esa mirada por haber “fallado” y “no ser suficiente” para ella. Y el castigo, implacable, desmedido que no sólo lastima al cuerpo sino que duele en el alma profunda de esas ilusiones que tenían, porque la admiran, porque era la persona más amada en el mundo. Más que a ustedes mismas. Y como un cristal se quiebra pero no han llorado. Aguantaron y aguantaron durante todos esos años, las peleas entre ellos, la violencia, el alcohol, los insultos, las desapariciones, las exigencias. Años de infancia perdida porque tuvieron que madurar de golpe. Para sostener. Ya no se podía jugar más.
Duele, sabemos que aún duele. Sabemos que sienten que nadie entiende porque se los dijeron demasiadas veces. Pero ustedes, cada una sabe lo que llevan en sus mundos, en silencio, casi en secreto y no quieren encontrar esa llave. Porque no quieren abrir esas heridas, pero están llenas de enojo también y es tiempo de limpiar. Es momento de sanar la infancia para que los síntomas y el cuerpo no se expresen más.
Están cansadas. Parece que la vida no da tregua e insiste con sus enseñanzas sin un respiro. Pesa. Todo. La historia, el cuerpo, el día a día. Los dolores, los remedios, las consultas. Los demás. Los médicos, los otros que siguen pidiendo que sigas y no aflojes.
Es tiempo, tal vez, de ir a buscar a esa niña y mostrarle la mujer en la que te has convertido. Tal vez es hora de abrazarte y respirar profundo, para encontrar el alivio en vos misma. Y saber que has recorrido un enorme camino y llegó el momento de dejar atrás los dolores.
Esos dolores, los de la infancia que crecieron con vos.
Los de hoy que no deben crecer más.
Mirate al espejo y llénate de orgullo. Aún con lágrimas en los ojos, no dejes de ver lo lejos que llegaste.
Y que ahora te mereces estar tranquila.