cuestiones basicas
Descripción de la publicación.
¿Por qué el sistema inmunológico defiende en las autoinmunes?
Cuestiones básicas.
Escrito por: Lic. Juan Cruz Cúneo
Equipo de Autoinmunes en la Mujer.
Todos tenemos una identidad, la cual se constituye por el reconocimiento propio, cuando nos miramos al espejo, cuando los demás nos identifican, cuando vemos que somos los autores de esas reacciones, de esos actos, de esas conductas. Pero la identidad va mucho más allá de lo psicológico, incluso de lo emocional. Llega hasta el cuerpo, casi diríamos que empieza allí y se desarrolla hasta conformar la identidad psicoemocional; porque hay una enorme cantidad de células, de moléculas, de átomos que se mantienen unidos vibrando en la misma frecuencia, sino nuestro cuerpo se desmembraría, nuestras células se fusionarían con los demás y esto no sucede. Hay una frecuencia de vibración de cada molécula en nuestro cuerpo, mente y emociones que se comparte, que es única, que no se repite por más que, a veces, cree que encuentra a su media naranja (el amor) y se fusiona o piensa que es una parte de sí.
Esa frecuencia vibratoria, la velocidad particular y única, en la que vibran cada una de nuestras millones de células y átomos es lo que nos da la identidad desde lo físico (cada partícula) hasta el último pensamiento, pasando por todas las emociones, sentimientos y sensaciones. Cuando incorporamos algo (o a alguien) a “nuestro mundo” es cuando se acompasa esa frecuencia con la propia. Esto implica que haya una defensa, todo un sistema que es el que reconoce las frecuencias vibratorias, para decirlo simple, reconoce lo ajeno, lo diferente y en base a ese reconocimiento es que responde y reacciona. A partir de allí enciende las alarmas y alertas, en función de la peligrosidad que genera para la propia identidad ese estímulo.
Así es como “sentimos” antes de percibir. Así es como reacciona y actúa de manera inmediata el sistema psicoinmunológico, por eso lo definimos de esa manera, porque no es sólo físico y tampoco está separado en partes (psicológico, emocional y corporal). Cuando entra un virus la reacción física es evidente; pero para la gran mayoría, especialmente dentro de la Medicina, la evidencia no es tan contundente cuando la reacción física es frente a lo emocional. Es allí donde no encuentra las causas ni el origen de las autoinmunes y es donde se evidencia de manera más contundente. Una emoción que tiene una vibración particular y específica entra en el sistema, en el mundo de la persona y provoca una respuesta y una reacción, se activa el sistema psicoinmunológico tanto desde lo psíquico como de lo emocional y lo físico. Pero acá está la dificultad para el sistema, reconoce que esa vibración (emocional) no es propia (es decir, no es una emoción generada por uno) pero no la puede terminar de definir ni diferenciar, entonces activa el sistema defensivo. Allí se inician las reacciones, acciones en respuesta a lo ajeno, dentro, y se manifiesta la inflamación. Si se persevera puede aparecer el síntoma.
¿Por qué el sistema psicoinmunológico no reconoce lo ajeno si bien lo identifica como ajeno? Porque hay una condición autoinmune que está presente, por la cual, en una discusión la persona empieza a pensar y creer que fue la responsable de lo sucedido (cuando fue el otro quien la inicio), empieza a dudar, a cuestionarse y va metiendo hacia adentro la emoción del otro. Esa otra persona que fue avanzando en el espacio vincular hacia ella, avasallando con su violencia o con sus argumentos hasta que las defensas no fueron suficientes y ella (la mujer que va a generar el síntoma) empieza a dudar e internaliza las emociones del otro.
Esos pensamientos, esas defensas a nivel psicológico que no están bien consolidadas son las que relativizan la identificación de lo ajeno, mientras se va autoconvenciendo y, por ende, mimetizando con esa emoción, hasta creer que es propia. El resto del sistema inmunológico no lo termina de asimilar, por eso reacciona y rechaza; por eso se activa y allí aparecerá la denuncia. Justo donde aparece el síntoma.
Por esto seguimos sosteniendo que el cuerpo no ataca, sino que defiende. Que el sistema inmunológico no se confunde y por eso se vuelve en su contra; todo lo opuesto, sigue sosteniendo y avisando que “eso” que entró no es propio, que es del otro y en ese lugar por donde se filtro es donde deja la denuncia, el síntoma. Porque preserva la identidad y defiende las fronteras frente a lo ajeno, a nivel vibratorio, molecular y psicológico, en cada uno de los pensamientos e ideas y en lo emocional, con las propias y las ajenas.
Esto cambia todas las estrategias de abordaje y los tratamientos de manera radical. Y les da a cada una de ustedes una posibilidad enorme de revertir lo que les sucede, no sólo a nivel de síntomas en el cuerpo, sino a nivel psicoemocional y vincular.
El gran cambio, lo que este equipo llama “la revolución autoinmune”.