cuerpo lastimado persona herida

Descripción de la publicación.

5/1/20243 min read

Cuerpo lastimado, persona herida.
Autoinmunes.

Escrito por: Lic. Juan Cruz Cúneo
Equipo de Autoinmunes en la Mujer.

Vamos a desarrollar una serie de tres o cuatro artículos sobre el cuerpo autoinmune, para que puedan saber de dónde y por dónde vienen las dolencias, los síntomas y el sufrimiento que tienen las mujeres con autoinmunes. Cada día nos alejamos más de la idea de un cuerpo que ataca por confusión. El otro día salió un artículo en una revista de un diario conocido donde se vuelve a reafirmar esa idea, obsoleta a esta altura, del cuerpo que agrede, que daña y rompe con la armonía de una vida. Premisa que limita los avances y mejoras en los tratamientos y abordajes, por esto es que volvemos a la serie de escritos donde dejamos, más en claro, los principios, orígenes y causas de las Autoinmunes.

Un cuerpo lastimado es una persona herida. Ni siquiera nos referimos a que “habla de una persona herida” porque el cuerpo es esa misma persona. Somos un todo que se expresa por múltiples canales hacia el afuera y hacia nuestro interior. Un cuerpo que hace una herida sea mínima o extendida por todos lados, externaliza una lastimadura en la persona. Comunica un dolor que está, también, en los otros planos, que estamos plenamente seguros y convencidos que ha sucedido en lo vincular y que se ha dañado el psiquismo (o sea la identidad), lo emocional y el cuerpo. Y sabemos que fueron las defensas actuando hacia adentro las que anularon esa posibilidad de reacción para evitar el daño. ¿Motivos? Miles, millones, personales e individuales que cada uno (y a veces tampoco) sabe, porque allí hubo una decisión que freno la defensa hacia el exterior y la doblo hacia el adentro.

Un cuerpo herido es una persona que ha sido lastimada en sus emociones por un vínculo, por otro, por una injuria, una agresión, una infidelidad, una descalificación, una violencia, la humillación y la lista es más larga pero siempre dentro de esos tonos, formas e intenciones de otro. ¿Cuesta aceptarlo? Sí, lo sabemos, por eso las defensas se vuelven hacia adentro y aparecen los síntomas, porque hay algo en la identidad de cada una que se quiere preservar, hay algo del propio cuerpo que quiere cuidar al alma de lo que está sucediendo (o viviendo) y por eso externaliza. Lo hace para sacar esa carga, pero también lo hace para denunciar y conscientizar, para que alguien (incluso uno mismo) pueda tomar ese mensaje y hacer algo diferente.

Somos lastimados permanentemente por el mundo, a veces a propósito otras de manera inocente. Y muchas de esas veces decidimos silenciar nuestras reacciones y guardar esas emociones en nuestro interior. Pero otras veces hay una reacción, hay una respuesta que se activa, casi de manera instintiva, de preservación, de supervivencia y allí las defensas accionan, se despiertan, pero no hay un permiso para externalizar, para confrontar, para verbalizar. Entonces, hay una autoinmune.

EL cuerpo dañado es el de una persona que ha sido herida en sus emociones y sentimientos y eso sucede en el marco de un vínculo (o de varios). Eso pasa cuando las defensas no defienden hacia afuera, no le ponen un freno a ese otro o a esas circunstancias; se elige dudar, se elige la inseguridad y la anulación entonces toda la emoción va hacia adentro. Pero acá hay un punto complejo, no sólo va la emoción del otro que nos transfirió, también va la propia producto de la reacción (que fue anulada y no tuvo salida). Es doble la carga emocional que queda contenida, la cual activa la doble intensidad de las defensas para poder “contener” semejante revolución psicoemocional. Esto explica, por qué el cuerpo se lastima y lo hace de esa manera.

Esto nos enseña que el cuerpo habla y externaliza, porque es una parte nuestra.

Porque somos nosotros hablando lo que habíamos silenciado, de manera intencional.

Sacar el dolor permite que el cuerpo no se siga lastimando.