cuerpo inflamado persona implotando
Descripción de la publicación.
Cuerpo inflamado, persona implotando.
Autoinmunes.
Escrito por: Lic. Juan Cruz Cúneo
Equipo de Autoinmunes en la Mujer.
El cuerpo siempre habla y dice y cuenta una historia en tiempo real. El cuerpo de las mujeres con autoinmunes muestra, externaliza, expresa en el momento, desde hace mucho tiempo, lo que le pasa a esa persona, lo que siente, lo que piensa y no dice porque se llama a silencio. Hablamos de un cuerpo lastimado, de uno debilitado, ahora toca el tiempo de referirnos al cuerpo inflamado, hinchado, contenido que es el de una persona que está implotando. No explota, sino que in-plota si está permitido el ajuste.
Allí se juegan las dinámicas que le dan a lo autoinmune su sello y marca personal. Ahí las defensas anulan la externalización de las emociones que quedan contenidas, activadas, encendidas pero frenadas para no salir. Hasta aquí podríamos hablar de “control”, de contenerse para no lastimar, de cuidar al otro pero es a costa de sí misma porque esas emociones empiezan a arder en el cuerpo, lo inflaman, lo alteran. Aparecen los bultos, las “pelotas”, las zonas que se agrandan sin explicación alguna y sin “causa” aparente. Las emociones vigentes se van acumulando porque, claro, el afuera no para, los otros no se detienen ahí con sus agresiones o molestias o descalificaciones. El cuerpo responde a las emociones que esas otras personas filtran en el interior del mundo de cada una de estas mujeres.
La explosión que quieren evitar no se “apaga” sino que cambia su orientación e implota. Produce esa explosión dentro del cuerpo, en una parte o en el todo porque las emociones se deben liberar y si no les dan una salida hacia el exterior, es a través del síntoma. Es a través de ese dolor que la emoción sale sin terminar de salir, porque se apropian de lo que sucede, se cuestionan y el afuera les dice que “se están atacando a sí mismas”. Entonces, todo vuelve a empezar, esa implosión emocional a través del cuerpo se externaliza pero ellos la llevan, otra vez, hacia adentro en un círculo vicioso que convierte esta dinámica en algo crónico.
El enojo por la discusión de ayer y las respuestas que no le dijiste a el o a ella y que retumbaron en tu cabeza durante toda la noche mientras tus lágrimas mojaban la almohada y vos te sentías culpable; ese enojo ahora mezclado con la angustia y la culpa mañana quedarán guardadas en tu cuerpo. Tu actitud ya es distinta, decidiste no confrontar y no generar más peleas, porque él (o ella) te recriminan que siempre estás generando problemas y vos no queres lastimar a nadie. Nunca lo quisiste y por eso siempre te guardaste. Pero los pensamientos siguen ahí, lo que tendrías que haberle respondido y no dijiste, lo que te dijo y te indignó, lo que hizo y como no te miró, como reaccionó y no te dejo hacer lo mismo. Cada palabra que no dijiste se clava, ahora, en tu interior y detonan las emociones que querías frenar.
La bomba está ubicada, la zona de tu cuerpo ya está elegida, tu mundo interno va a implotar porque no le has permitido explotar como lo necesitaba.
Un cuerpo inflamado habla de una persona implotando, con sus emociones contenidas que quieren salir porque no pertenecen a este mundo, son del otro. La inflamación crónica tiene este motor, esta razón y este sentido; habla de emociones que son siempre las mismas porque las situaciones se repiten una y otra vez.
Desde hace mucho, mucho tiempo.